lunes, 28 de enero de 2008

La Duda

Tengo una duda y tal vez no encuentre para ella, la respuesta adecuada. Tal vez. Pero insistentemente surge la necesidad de darle forma a esta vacilación que tiene nombre, cuerpo y alma. Ojalá no los tuviera. Ojalá todo desapareciera. Pero no.
Mi humanidad me hace tan perseverante que no podré encontrar la paz que mi espíritu reclama, hasta no llamar a cada una de las cosas por su verdadero nombre. Pero, ¿cual es la verdad? Los sentimientos se divierten con la razón y esta entra en un laberinto donde la salida, que siempre estuvo, no se visualiza con claridad.
No se puede olvidar lo vivido. No se puede llorar por lo que pudo ser. No se debe. Lo que fue pasó y nada puede quitarnos el privilegio de tenerlo guardado celosamente en el alma. Y a pesar de todo ya no seremos los mismos. Porque el tiempo no ha parado y nos encuentra en lugares diferentes y lejanos. Porque cada uno formó nidos distintos. Porque ya nada es igual y aunque nos volvamos a encontrar, nada, absolutamente nada, será igual.
Rompimos ese hielo que por mucho tiempo nos congeló el corazón y lo dejó sin sentir, sin amor. Nos derretimos de pasión hasta fundirnos. Pero nada es para siempre y esta pasión estaba condenada de antemano, a ahogarse en el mar de las realidades.
Muchos años de espera. Poco tiempo de pasión y una verdadera eternidad de recuerdos y sensaciones.
Varias cosas me recuerdan tus gestos, tu cuerpo, tu orgullo y tu sencibilidad. Aun siento tus manos recorriendo mi cuerpo. Aun siento tu voz susurrándome al oído. Aun te siento. Y es en este preciso momento que surge mi duda. Necesito encontrar la respuesta, pero no es tan simple ni tan superficial. Se que nada hubiera prosperado entre nosotros, porque abismos separan nuestras mentes y nuestras razones. Nuestras acciones jamás se acercarían. Sin embargo, logramos conectarnos y surgió un buen pacto entre ambos. Un acuerdo de silencio y respeto por nosotros y por los otros, pero aún así, tampoco resultó.
Entiendo cada uno de los ítem que tildaron esta historia, incluso, el del amor, porque se que no existió realmente y tampoco hoy existe. Pero continúo con mi duda y cada vez me carcome más y más y ya casi es insoportable. Debo preguntarle. Necesito hacerlo. ¿Y si su respuesta no es la que espero? ¿Qué hago con ella? ¿Y con él? No importa. Solo necesito quitarme esta espina que se clava en mi mente como un frío puñal. Debo hacerlo, quiero hacerlo.
Solo necesito encontrarlo en el momento justo y oportuno para preguntarle. Pero tal vez ese momento no llegue jamás. Quizás jamás lo encuentre o posiblemente no me conteste, porque mi duda puede remover lo que está sepultado. Ella desnudará su alma y la liberará de ataduras. ¿Me contestará? ¿Me animaré a preguntar? ¿Y si no estoy preparada para escucharlo? y ¿aunque esté lista?
Tengo una duda que me atropella, que me destroza y que jamás despejaré. Tengo una duda y moriré con ella.

8 comentarios:

Arcángel Mirón dijo...

Yo también necesito siempre llamar a las cosas por su nombre. Aunque a veces duela.

Damián de Victoria dijo...

Nunca hay que quedarse con la duda.

Susana Peiró dijo...

Sil: "La Duda" son letras intensas. Me sale decirte, pedirte: dale, provocá el encuentro, sacate el feroz entripado. Es mil veces mejor la peor de las respuestas, que perpetuar "La Duda".

Un abrazo!

ro dijo...

Le pusiste la etiqueta de cuento, pero al estar en primera persona y escarbar tanto en tu intimidad, no parece ficción. Pero sea lo que sea, ficción o realidad, que ese personaje no se quede con la duda en el segundo capítulo de esta historia. La certeza perturba pero permite dar un final a todas las historias. Besos

Unknown dijo...

Ya veo que con las vacaciones has cargado pilas.
Tu escrito es encantador. Incluso me ha hecho sentir una duda con mi pasado.
De todas maneras tengo la suerte de vivir el presente, intento hacerlo como si fuera mi último momento y así el pasado se desvanece.
Un gran beso desde otro continente.

Luis

Edmundo dijo...

Interesante mujer,no deberías dedicarte a dudar.

Zeta dijo...

Justo estuve hace un rato en otro blog donde un grupo de mujeres debatía acerca de las rupturas amorosas y la forma de afronter el duelo posterior (ellas decían que había un duelo) por los hombres y por las mujeres.
Está de moda el tema, supongo.

Juan Pablo Dardón dijo...

Mmmmmmm, mira que en eso de dudar o no se nos va la vida. Hay un adagio que dice que es mejor pedir perdón que permiso, y en eso no sé si sea mejor andar tras la respuesta de algo efímero. Aunque otro dice que uno se arrepiente más de lo que no hace de lo que se hizo. Mira que ya estoy dudando...