viernes, 15 de febrero de 2008

El Orate


(He optado por publicar este cuento tal cual se alberga en las hojas de mi memoria. Sepan disculpar la longitud que presenta, pero no tendría sentido resumirlo)


He caminado por tantas soledades que ya todas tienen el mismo sabor amargo. Incluso esta. Siempre es igual aunque se presente con diferente cara y distintos modales. Siempre igual: fría, triste y vacía. Me destroza lentamente y hace que llore sin consuelo buscando alivio en imposibles que jamás duran. Luego aparece esa calma turbadora que me asusta porque se que pronto volveré a estar solo. Estoy cansado. Cada vez más, siento que las noches caen sobre mí sin piedad alguna. Esta también. Ya la siento, pesada y helada, sobre mis hombros. Cada bocanada de aire que tomo atraviesa mi traquea, como si fuera un puñal gélido, congelándome los pulmones. Y la noche recién se inicia. ¿Asomará la luna hoy? ¡Para qué la quiero si solo alumbra mis castigos! Estoy cansado realmente. Ya no quiero continuar, ya no. He viajado demasiado hoy, tanto, que no sé como llegué hasta aquí. Mejor me siento y descanso un poco. Hasta los pies se me llagaron por culpa de estos endemoniados zapatos llenos de agujeros. No recuerdo bien cuanto tiempo llevan puestos en mis pies, pero si estoy seguro que cuando comencé este sinuoso camino que no sé hacia donde me transporta, ellos estaban puestos. También llevo otras cosas puestas y ya no en mis pies, sino en mi cabeza. Todo el día duermen pero cuando cae la noche, se despiertan haciendo mucho desorden y entonces ya no pienso con claridad, porque me enfado conmigo mismo y con ellas. También me fastidia la noche porque es oscura y no me da luz. Esa luz que necesito para no estar solo. Cada vez que la luna se asoma en el cielo, las estrellas radiantes se apagan lentamente hasta desaparecer. Nadie la quiere. Yo tampoco.
¡Pero que frío hace hoy! Ya quiero que se acabe esta angustiante noche que me deja desierto entre tantas voces extrañas. Voces que son familiares, yo lo sé, pero ya no las quiero escuchar. En realidad me aturden tanto, que dejo de individualizarlas y solo forman un murmullo espantoso y agotador. ¡Silencio!. Me están volviendo loco, lo sé, pero tengo que luchar para que desistan. Si por lo menos alguien me ayudara a callarlas. Ella sabía como hacerlo. Ella también se fue y me dejó. Dice que se cansó de mis locuras. Yo también estoy cansado. ¿Por qué razón extraña me lastima tanto su amor? Porque estoy seguro que me ama como yo a ella. Seguro. No comprendo por qué todos quieren dejarme. Todos menos mis repugnantes voces. Hasta Manuel quiere hacerlo. ¡Gato del demonio! De seguro Satanás está encarnizado en él. ¿Acaso no le importa mi compañía? Yo si necesito de la suya. ¡Manuel, no te vayas! Prometo no aturdirte más con mis gritos desesperados y llenos de soledad, pero quédate a mi lado, por favor. ¡Basta! ¿Es que no pueden dejar de hablarme? Intento conversar con Manuel y no lo consigo. ¡Hagan silencio! ¿No saben callar? ¿Dónde estás Manuel? ¡Gato desgraciado!
Aún conservo las estrellas en el cielo. ¡Qué frío! ¿Habrá llegado el invierno ya? No creo que estos diarios viejos me abriguen lo suficiente esta noche. Si tuviera alguno más… o si tuviera pelos como Manuel. Él nunca tiene frío o por lo menos no se queja. Jamás lo he visto temblar. Yo si he temblado de frío y de miedo. De angustia también. Los diarios no son suficientes. Mejor me pongo el abrigo de paño gris. El único que tengo y el que utilizo solo cuando la voy a ver. No creo que se enoje si lo uso hoy. ¿Manuel, dónde estás? No puedo pasarme toda la noche buscando a un gato, que encima es negro como el cielo sin luna. ¿Cuánto faltará para el amanecer? Me gusta ver salir el sol y sentir sus rayos tenues calentándome la cara. Ellos desintegran estas voces que me quieren enloquecer. Ellos me recuerdan lo importante que es estar vivo, aunque sea en medio de un mar de dudas y aislamientos que producen mi congoja. Aunque esté perdido en medio de un desierto donde lo único visible es un montón de arena que forma médanos que cambian sus formas con el viento que sopla sin descanso. Aunque ya no encuentre la brújula que me acerque a ella ya no para herirla sino para amarla. Aunque no pueda dejar de ser yo mismo para impresionar al resto. Vivo y confundido. Vivo y con mis voces ensordecedoras como siempre.
¿Cuánto tiempo habrá pasado desde la última vez que nos vimos? Debe haber sido bastante porque no recordaba tantos agujeros en el abrigo. También tengo agujeros en mi alma. Demasiados. Por ellos se escapan mis ideas y entran mis rencores. Fluyen libremente mis sentimientos y se entreveran mis recuerdos dejándome un sabor áspero que no logro desterrar con facilidad. Perdura y dura demasiado tiempo. Es ahí, en ese preciso instante, cuando lo simple de esta vida se me vuelve tan complejo, que ya no logro visualizarla con calma. Hace ya un buen rato que no logro descifrar los acertijos de la vida a través de mi conciencia. Creo que la perdí en alguna vuelta de ésta, mi vida, tan llena de sorpresas y curvas cerradas que producen el vuelco de la serenidad y la razón. ¿Por qué no me abriga este sacón? ¿Tanto frío trae la luna hoy? ¿Manuel, dónde te metiste? Ya no puedo seguir buscándote porque no tengo más fuerzas. Quiero descansar, ya estoy viejo, tengo el cabello cano y también la barba. Estoy encorvado y mis manos, además de sucias, están deformes. ¡Ven Manuel, descansemos juntos! ¡Silencio, no se burlen más de mí! ¡Voces horribles! No quiero escuchar sus chillidos imitando risas que no logran hacer. Si ella estuviera, seguro las espantaría. ¿En qué lugar lejano estará? ¿Soñará? Tal vez el viento suave del alba se lleve sus sueños como hace con los míos, o tal vez no. Yo la recuerdo tanto y tan poco, que lo único que es seguro en mí, es el amor que aún le tengo. Sin embargo, en mi locura, reconozco que hoy no es ayer y el mañana no sé si existirá. No quiero pensar en mi vida, pero tampoco puedo evitarlo. Más diarios. Necesito más diarios para encender el fogón que me calentará el alma y me alumbrará hasta que el sol se digne a salir. ¿Cuánto faltará? He perdido la noción del tiempo y estas voces traidoras me confunden tanto, que apenas logro entender que estoy solo. Siempre solo, sin ella, sin Manuel, sin nadie. Ni tan siquiera estoy conmigo mismo. Ya no me entiendo, no logro hacerlo. Ya no quiero continuar andando por estos caminos intransitables de la locura. El amor y el odio se entrelazan para enmarañarme y dejarme sin cordura. Solo la soledad se anima y me acompaña sin importarle el frío de la noche, la luna y las brechas profundas de mi espíritu. Ya solo me queda la soledad. La extraño tanto que no logro cerrar esta herida que me causa su amor. Quiero volver a verla y dejaría todo, hasta el poco juicio que conservo, por tenerla de nuevo entre mis brazos, como cuando éramos dos aventureros sin frenos recorriendo los senderos de la pasión y la exaltación. Éramos y ya no lo somos. Éramos y ya dejé todo lo que tenía por ese ímpetu que latía con fuerza en mi corazón. Era y es, la mujer por la cual sigo ardiendo aunque mi cuerpo apenas resista el intenso frío de la noche. Sin embargo ya no soy el mismo. He perdido todo lo más preciado de esta corta e intensa vida. La perdí y me perdí en la oscuridad del destino y nada puedo hacer contra él. Quiso separarnos y puso voces en mi cabeza que me enloquecieron. Logró asustarla tanto, que apenas me recuerda mientras yo, me desgarro el alma intentando volver a ser el mismo hombre, a tener la misma integridad y la serenidad necesaria como para continuar solo. Muchas veces esta atormentadora soledad me ha acompañado pero nunca, como hoy. Tengo frío y tirita mi corazón. ¡Manuel, no te alejes tanto! Quiero tenerte cerca. Estoy tan cansado que apenas puedo mantener mis parpados abiertos y mirar a través de la noche negra, buscándote. ¡Manuel! No lo asusten más. Es un pequeño gatito que siempre quiere jugar. ¡Déjenlo, voces repugnantes! ¡Déjenme! Ya solo quiero dormir. Ya solo quiero descansar. Cerrar mis ojos y dejar que la noche me caiga encima aplastando mi eterna locura.

24 comentarios:

la punta de mi lengua dijo...

¡Hoy ya puedo dormir tranquila! Escribes que es una delicia. Gracias por acercarnos a la Literatura.

Sil.* dijo...

LA PUNTA DE MI LENGUA:
Gracias por el elogio y también por visitarme!! Eres muy bienvenida a esta casa.

Besos
Sil

Susana Peiró dijo...

Sil, hay sintonías difíciles de explicar con palabras. Lo voy a intentar: ese universo que constituye la imaginación de una persona sana, es un recinto críptico y extraño para alguien que ha perdido la cordura.
Ahondar precisamente allí con un escrito no es precisamente sencillo, y lo has logrado en una forma conmovedora, que me toca muy de cerca.
Mi primer cuento lo escribí a los once años y se llamaba "Monólogo del loco". En este escrito, perdido irremediablemente, pero muy vivo en mi memoria, un loco le preguntaba a Jesús (yo iba a un colegio católico)por qué lo encerraban y dejaban afuera aquellos que dañaban el mundo.Mi personaje desvariaba entre la cordura y la locura, y obviamente no era otra cosa que un himno de protesta por las cosas que descubría en mi niñez. Con el paso de los años quité y agregué hasta dejarlo respetable...y después lo perdí.
Cuando comencé a leer "El Orate" la piel se me puso como gallina vieja, y de repente todos esos recuerdos, sensaciones y mi cuento, volvieron a aparecer. Es increíble el funcionamiento de la mente.

Hoy el placer, fue doble, y como te decía al comienzo de este comment, la sintonía con Vos es difícil de precisar con palabras.

Disculpame el testamento, soy una plomaza, pero necesitaba contarte todo ésto.

Te abrazo Sil, fuertonazo!

Sil.* dijo...

SUSANA: Comparto ese PLACER doble. Escribir y sentir que al lector se le moviliza el alma, los recuerdos y todo aquello que lo compone, es tremendamente gratificante.
No creas que pasé por alto ese "Vos" con mayúscula. Me enorgullece tanto tenerte cerca...!!
El testamento es bienvenido como Vos a esta casa.

Recibo tus abrazos y te envío otro colmado de locura!! (Para no perder la costumbre)

Besos Su!!

Sil

ro dijo...

Sil, acá estoy...Realmente magistralmente llevaste la descripción del estado de locura de este hombre, locura y soledad...¿o son lo mismo, acá? Me hizo pensar mucho en la importancia del interlocutor, el otro, aún cuando el otro sea un gato. Sin saberlo, respondiste a algunas de mis preguntas existenciales. Un abrazo

Unknown dijo...

Desgarrador, Sil.
Y tristes, tristísimas reflexiones.
Mientras leía sentía el desasosiego del narrador y, lo mejor, lo entendía, porqué había entrado en su piel.
Es el mérito de la narradora, capaz de adentrarnos en el corazón del protagonista y hacerlo latir como propio.
Sospecho que te han sentado muy bien esas vacaciones, Sil.
Un beso.

Luis

Arcángel Mirón dijo...

Sil, es tristísimo. La soledad y la locura, ¿acaso hay algo más desolador?

Un abrazo.

Sil.* dijo...

ROSSANA: La soledad es un camino a la locura como también lo puede ser el amor. También es una consecuencia. Gracias por estar!!

LUDWIG:Que por un momento, aunque efímero, te hayas sentido como el protagonista, ya me basta para saber que he cumplido con mi cometido. Como le dije a Susana, nada es más alentador para el que escribe, que sus lectores se identifiquen y logren sentir las mismas sensaciones que el o los protagonistas.
Mil gracias amigo por estar SIEMPRE!!

ARCANGEL: Lo más desolador es no poder desprendernos de ellas.
Besos nena!!

Gracias a todos y muchos abrazos!!
Sil

STEVE dijo...

Magistral, bello, veraz... Me has trasportado a una época olvidada de mi pasado. Tu narración, tu "Orate", ha esparcido fluoxetina por mi cuarto de baño, recuerdos de saltar y de esconderse... Ya se que no me ha quedado muy comprensible, pero de eso se trata. Me quedo para mi lo que he sentido leyendo tu post, por que algo muy privado se quebró en mi cerebro, recordando...
Ya me callo. Puede que esté hablando como un loco...

Repetirte tan sólo lo mucho, mucho que me gusta como y lo que escribes.

Un besote

Sil.* dijo...

STEVE: Mil gracias y, comprensible o no, tus comentarios me apuntalan. Todos fuimos, somos o seremos un poco orates de esta vida. Es necesario!!

Besos enormes Steve!!
Sil

Damián de Victoria dijo...

Me gustó el ambiente que trasmite el cuento, todos nos hemos sentido así alguna vez. Yo afortunadamente estoy bien ahora, cuando me tomo mis medicamentos.

Voy a participar en el juego que me enviaste, no he podido escribir nada, pero lo hare pronto.

Saludos desde el Infierno.

Germán dijo...

Excelente Sil!
La locura, la soledad, temas tan propicios para este tipo de expresiones. Te dejo un beso

Sil.* dijo...

DAMIÁN: No tomes constatemente esos medicamentos, no sea cosa que desaparezca del todo la locura que nos impulsa a volar!!
Espero tus ocho deseos con ansias!!
Desde el infierno recibo tus saludos y espero por más.

GERMÁN: Gracias. Es bueno verte por esta casa!! La locura y la soledad, a veces, temas demasiado propicios no?

Besos!!
Sil

©ClaudiaCardinale dijo...

Me ha recordado Hacia rutas salvajes, ahora en cines. La soledad suele ser una elección, pero si se impone si puede enajenarnos.

Besos.

Juan Luis Carreras M. dijo...

Hola Sil.
Me gustó mucho tu relato, sobretodo porque logra que uno mismo tome vida en el personaje y recorra junto a él sus propias noches.

Te dejo un beso.

aurora dijo...

Increíble y emocionante posibilidad de descubrir el alma de alguien en un cuento. ¿Eres tú el personaje de El Orate?
Oh, Sil. Cuán inmenso es el universo de nuestras almas!!!
Felicitaciones? o Felicidades?
Adelante.

Sil.* dijo...

CLAUDIA: Que esa soledad se imponga o no, depende pura y exclusivamente de nosotros, de nuestra fortaleza y de nuestra cordura. Tus comentarios son el postre que anhelo. Gracias por venir.

JUAN LUIS: Que bueno que te hayas puesto en la piel del personaje, porque eso muestra tu sencibilidad.
Gracias por la visita.

AURORA: Qué inmensa en mi alegría al verte otra vez paseando por esta casa!! Ojalá tuviera una milésima parte del alma de este ORATE. Gracias y te reitero mi felicidad al verte nuevamente en el ruedo.

Besos a todos
Sil

Zeta dijo...

Hola Silvita.
Es muy difícil encontrar en la literatura una imagen poderosa, con vida propia, con profundidad.
Muy raro. Pero cuando se está frente a una, es imposible no reconocerla.

"También llevo otras cosas puestas y ya no en mis pies, sino en mi cabeza. Todo el día duermen pero cuando cae la noche, se despiertan haciendo mucho desorden y entonces ya no pienso con claridad, porque me enfado conmigo mismo y con ellas."

Ahí tenés una. Que sean cosas, que estén puestas y que duerman de día y que despierten creo que hace a que sean tan impresionantes. Es una imagen que persiste una vez finalizado el cuento. La única. Me parece que se debilita al transformarla en voces, pero esto ya no es cosa mía.

Lo que quiero decirte es que creo que ahí hay Algo, y que el cuento debe preservarlo y potenciarlo y capaz que hasta girar en torno suyo.

Quizás en otra ocasión te diría que está muy bien, y agregaría algunas palabras sobre lo que me hiciste sentir con la historia. Pero, por mi disposición de ánimo, particular, y porque entiendo que sentís una vocación profunda por la literatura, y ansias de publicar, te entrego mi opinión más sincera. Tené presente, eso sí, Sil, que es una opinión y no pretende ser más que eso.
Paz para ti, amiga.

Doncel dijo...

Sil:
Me he emocionado tanto, que no tengo más remedio que, salir esta noche a buscar a los personajes de tu relato. Te prometo, que si los encuentro, los invitaré al calor de mi casa, en la COLINA DE MIS SUEÑOS.
BESOS, desde Barcelona. Antonio

vafalungo dijo...

De las diversas locuras que pueblan este mundo jodido, la de la soledad es una de las más terribles. En este bello texto, hasta desgarra. Un abrazo!

Sil.* dijo...

ZETA: La opinión sincera es la que más quiero y por eso este agradecimiento es enorme.
PAZ también para ti.

ANTONIO: Ojalá tu colina de sueños los ampare. Pero cuidado!! A veces contagian demasiado

VAFALUNGO: La soledad y la locura, con formato de texto, de poema o simplemente de amor, logra desgarrarnos el alma. Camufladas se nos instalan y después, parece imposible despojarse de ellas.
Gracias amigo!!


Muchas gracias a todos!!

Sil

ro dijo...

Qué suerte que estás de vuelta! Gracias por tu visita. Te dejo un beso.

Eugenia dijo...

hola sil es la primera vez que paso y me ha gustado mucho.
Al leerte aprovecho para mencionarte que hay un concurso de cuentos o anécdotas locales, si te pasas por mi blog están alli las bases.

aurora dijo...

Releí este cuento. Encierra un drama existencial común, por eso le doy valor.
Este compartir con otros nuestras peripecias, aparentemente únicas, permite al lector sentirse partícipe de lo humano universal.