
Hoy siento eso y también un poco más, y quizás un poco menos. Hoy tengo una juventud que se niega a partir y una madurez que la empuja. Me colma un soplo de ellas que se resisten entre si, mientras los años viajan por el tiempo y el calendario se deshoja en cada stación; mientras mis manos se manchan y mi cara se surca.
Muchos soles tostarán mi piel y varias nieves platearán mi frente, pero lo vivido, lo amando y también lo soñado, seguirá intacto en mi corazón, como el primer día y como la última noche.